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Paseo por la prehistoria

Es probable que el lugar donde está situado el Château, sobre un pequeño bloque rocoso que domina un pequeño valle por el que se desliza el río Beuronne, afluente del Isle que atraviesa Périgueux y desemboca en Dordoña, estuviera habitado hace decenas de miles de años como muchos más sitios idénticos de la región. Los historiadores llegaron incluso a describir la comunidad local más importante de la que encontraron las huellas con el Hombre de Chancelade, primo cercano del Hombre de Cromañón, cuyo hábitat estaba situado en Eyzies, a menos de una hora del Château.

Visitando el Museo de Périgord en Périgueux o el Museo Nacional de la Prehistoria de Eyzies, los amantes de la prehistoria quedarán encantados de realizar este gran viaje a nuestro orígenes, quizá envueltos en la emoción de una visita a Lascaux II u otras cuevas que fueron habitadas, de descubrir que buscando de dónde venimos, es más fácil entender quiénes somos.

La Gran Historia

La región era pues rica en caza y su clima único (la Transeuropea y el 45ª paralelo atraviesan el Périgord) lo convierte en un lugar de paso de todas las poblaciones y todas las invasiones. Los fundadores se instalaron aquí, y después los romanos, que crearon Vésonne, origen de Périgueux. Actualmente el Museo Vésunna, construido por Jean Nouvel, reconstruye magníficamente una mansión romana. En las épocas posteriores, la Guerra de los Cien Años dejó una fuerte influencia inglesa en las construcciones y las relaciones comerciales de la región; Chancelade fue el lugar de una batalla particularmente sangrienta entre el condestable del Guesclin y el Príncipe Negro en las mismas tierras de la Abadía.

El Renacimiento alternó épocas de sabiduría cuando por ejemplo Montaigne era el alcalde de Périgueux y épocas de barbarie, cuando las guerras de religión confrontaron Périgueux la Católica a Bergerac la Calvinista. Hoy en día, el Périgord conserva el orgullo de su historia y, manteniendo un patrimonio excepcional, intenta preservar su parte más útil para el hombre moderno: un determinado estilo de vida.

La historia pequeña

Hacia 1840, los notarios de provincias eran apuestos hombres de barba cuadrada que acudían a París para ir al teatro y, a veces, sucumbían a los encantos de bonitas jóvenes ingenuas. Es lo que debió pasarle al notario Lagrange: el hombre era rico e hizo construir el Château des Reynats pensando en convertirlo en la residencia de verano de la Comédie Française. El notable del Périgord acababa de inventar el primero de esos festivales que pululan hoy en día por la Francia estival. Puso su proyecto en ejecución y la Comédie Française se desplazó, con el gran actor Monnet-Sully a la cabeza y dio una representación de Ifigenia en el camp que separa el Château de la Abadía. El éxito fue colosal, dicen que asistieron 3.000 espectadores.

Pero las fiestas que lo sucedieron dieron razón de la fortuna del notario que al llegar el invierno tuvo que vender el castillo. A finales del siglo XIX, el castillo tuvo a un propietario famoso, Camille Pelletan, periodista y crítico, amigo de Rimbaud y de Verlaine, que terminó en política con el cargo de ministro de la Marina en 1905. Después se sucedieron distintas familias hasta finales del siglo pasado cuando la familia Desprez decidió convertir el castillo en el hotel que es hoy en día.